La Ciudad de México tiene un grave problema con sus archivos.
Información vital para conocer cómo se ha construido la metrópoli —planos, memorias de cálculo, mecánicas de suelos, manifestaciones de construcción— no se encuentra en los archivos delegacionales o está incompleta.
En todas las demarcaciones se tuvieron negativas a solicitudes de información; incluso, se reservaron documentos, no contestaron o simplemente respondieron que no los tenían como fue el caso de Gustavo A. Madero, Benito Juárez y Coyoacán.
La vida de la gente que perdió a su familia y su patrimonio aún no se restablece. La impunidad es lo que predomina.
En la Ciudad de México 228 personas murieron en los edificios colapsados; cuatro más fallecieron en los hospitales durante los siguientes días. Además de los 38 edificios que colapsaron, las autoridades de la ciudad no han informado sobre la totalidad de inmuebles con daños. En octubre de 2017, las estimaciones del gobierno federal para la capital del país eran de 5 mil 765 viviendas afectadas; de las cuales 2 mil 273 tuvieron daño total. Se abrieron 204 carpetas de investigación; 135 por oficio, 65 por denuncia y obtuvieron 65 órdenes de aprehensión, según los datos del Programa de Reconstrucción que presentó el Gobierno de la Ciudad de México.
Sin embargo, los dueños de empresas inmobiliarias y DRO están prófugos. No se ha sancionado a ninguna autoridad que haya firmado manifestaciones de construcción o autorizaciones de uso de suelo.
Los habitantes en la Ciudad de México saben qué hacer durante un sismo; cómo salir de un departamento o dónde resguardarse mejor. Quienes han fallado han sido las autoridades. En el siguiente terremoto, estaremos condenados a que se repita la historia si no se termina con esa cadena de corrupción, negligencia e impunidad.
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