Ciudad de México, a 16 de mayo del 2017
Javier Valdez fue un periodista excepcional e indispensable para entender el narcotráfico, la narco política y la corrupción en México. Como periodista, obtuvo numerosos premios en México y otros países, entre los que destacan el Premio Sinaloa de Periodismo y el International Press Freedom Award del Comité para la Protección de Periodistas, con base en Nueva York. También, Valdez es autor de varios libros de reportajes y crónicas, entre ellas “Miss Narco” y “Los Morros del Narco”.
El homicidio de Valdez se da en la peor crisis de violencia contra la prensa en los últimos 10 años. Durante la administración de Enrique Peña Nieto se han asesinado a 34 periodistas. Tan solo 2017 seis periodistas han sido privados de la vida. Esto representa que cada 12 días matan a un periodista en México.
México es el país más peligroso para ejercer el periodismo. Del año 2000 a la fecha se han asesinado 107 periodistas en el país. El 99% de los casos permanecen en completa impunidad.
México tiene el programa de protección más grande del mundo, pero los resultados son inaceptables. Hace apenas unos días el Procurador General, Raúl Cervantes, nombró como nuevo titular a Ricardo Sánchez en la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE), en sustitución de Ricardo Nájera quien estuvo en el cargo desde agosto del 2015 y no resolvió un solo caso.
A pesar de ello y dada la captura de las instituciones de administración y procuración de justicia de las entidades federativas, el homicidio de Javier Valdez debe de ser atraído de inmediato por la FEADLE (de acuerdo a sus facultades del artículo 73 de la Constitución).
El nuevo Fiscal Sánchez debe de entregar resultados sólidos y confiables relacionados con el homicidio de Valdez. Por su parte, el Procurador General, debe de informar a la sociedad de manera puntual y regular sobre este homicidio en aras de enviar un mensaje de confianza y seguridad para que el gremio periodístico siga ejerciendo su tan valiosa como indispensable actividad para la democracia mexicana.
La impunidad en los homicidios de periodistas representa la más clara señal para futuras agresiones contra la prensa. Los perpetradores ven en la impunidad el mayor aliciente para cometer cada vez más crímenes contra la prensa y así instalar un clima de miedo en muchas partes del país.