Hace unos meses el hotel Coqui-Coqui Tulum era un lugar de ensueño. Cinco habitaciones con decoración maya, sábanas blancas, viento marino y un mar para enamorados. Pero eso es pasado. Todo se vino abajo desde las 6:30 de la mañana del 17 de junio de 2016. La fecha cuando un grupo de actuarios del Poder Judicial de Quintana Roo, acompañados por unos cuantos policías municipales y decenas de hombres con playeras negras estampadas con una leyenda que decía “seguridad”, tomaron el lugar. Los elementos privados llegaron embozados, con palos y machetes en mano.
Pasar por el sitio puede ser peligroso. El sólo hecho de caminar por la playa y tomarse una foto merece la salida e intimidación de los hombres que ocupan el hotel boutique. Sucede a pesar de que la playa es territorio federal. Este equipo periodístico recorrió la zona y constató la ocupación y la portación de armas.
“Nadie puede tomar fotos aquí. Váyanse. Nosotros sólo seguimos órdenes”, dijo uno de ellos mientras sostenía un barrote coronado con una hoz afilada.
El despojo se realizó al Coqui-Coqui y a 16 inmuebles más asentados en un total de 600 metros de playa. Según la versión de los desalojados, y con base en la poca información que han podido obtener, la razón del despojo se origina en una orden judicial iniciada a solicitud de los empresarios regios Schiavone Magaña. Ellos se dicen dueños del terreno, sin embargo cuenta Matías González, uno de los propietarios de la empresa Coqui-Coqui, el juicio que iniciaron no fue para disputarles el derecho del suelo, sino para exigir un desahucio por unos supuestos arrendadores incumplidos que ellos no conocen, y que nunca han ocupado ni el hotel ni el terreno.
“Fue una situación tremendamente violenta. Nos tiraban los muebles por la ventana… Bajo la fachada de esa fuerza estatal viene sostenida una fuerza privada”, menciona Matías durante una entrevista telefónica.
Tras el desalojo, acusa, el actuario nunca les dejó una copia de la orden: “La sentencia salió un día, y a las 24 horas la fueron a ejecutar. Eso no sucede en cualquier lugar de México”.
“Lo grave de esto es que, por un momento, el Estado miró para otro lado. Y después todo volvió a la normalidad”, expone.
Lo sucedido se puede ver en un video subido a YouTube, grabado por un reportero de la zona. Ese día se ve como el actuario del Poder Judicial tiene la capacidad de controlar los ánimos de las personas que no son policías y que portan palos y machetes.
Para Matías y el resto de los hoteleros despojados fue muy complicado conocer las razones del desalojo, incluso, en este momento aún no conocen bien los documentos. Y así, casi a ciegas, pudieron interponer un amparo por la violación de diversos derechos, amparo que aún no se resuelve.
“Si yo no tengo certeza jurídica, de qué sirve que vuelva a invertir en Tulum”, se pregunta el empresario argentino con inversiones en distintas zonas de la península de Yucatán.
Fecha de publicación: 9 de enero del 2017