Fecha de publicación: 18 de julio de 2017

Corrupción, impunidad y violaciones graves de los Derechos Humanos son enfermedades que están minando la salud de la nación y que amenazan su desarrollo económico, político y social. Padecemos, todos, una profunda e indignante injusticia. Y no podemos ni estamos dispuestos a acostumbrarnos.

Este fenómeno se ha agudizado en los últimos años. Un ambiente permisivo desde los ámbitos público y privado, aunado a la falta de instituciones y mecanismos eficaces para impulsar transparencia, rendición de cuentas y para reducir la impunidad, ha acrecentado la problemática. Hemos llegado a un punto insostenible.

Somos los ciudadanos, mexicanas y mexicanos del sector público, privado y social, los que tenemos que construir las bases de un verdadero Estado de derecho como piso firme del desarrollo nacional. Debemos tomar control sobre la realidad que se nos está yendo de las manos.