Capítulo 6
Aburto mencionó a Salinas
El 29 de abril de 1994 a las 9:30 de la mañana, personal del Juzgado Primero de Distrito en Procesos Penales del Estado de México ingresó al Centro de Readaptación Federal Social número 1, conocido como Almoloya de Juárez, donde se encontraba recluido Mario Aburto Martínez. El juez Alejandro Sosa Ortiz, se presentó con su secretario. También estaba personal de la fiscalía mexicana y la defensa de Mario.
Aburto amplió su declaración desde Almoloya. A casi dos meses del asesinato su versión fue otra: nunca dijo que lo llamaban el Caballero Águila, jamás tuvo un apodo. Tampoco estudió en un seminario; no estuvo en Chiapas; no sabía nada del EZLN y nunca se preparó con armas de fuego para asesinar a Colosio. En cuanto a los hechos fue un terrible accidente: “me golpearon en la pierna derecha y perdí el equilibrio”.
Aseguró que cuando era trasladado del lugar del asesinato a las oficinas de la PGR en Tijuana, los agentes que lo llevaban boca abajo le dijeron que tenía que declarar que pertenecía a un “grupo armado o a un grupo político”, y que en caso de no declararse culpable se vería en grave peligro.
La declaración de Mario continuó, y aseguró que fue sacado de las oficinas de la procuraduría envuelto en un colchón. En un lugar donde se escuchaban las olas del mar lo torturaron: “Me dijeron que mi mamá también estaba siendo torturada”. Según Aburto querían que inculpara a alguien.
En la declaración del 29 abril, hoy en poder de MCCI y que hace parte del expediente judicial, Mario mencionó una supuesta llamada del presidente Calos Salinas de Gortari:
“Se acercó al declarante un agente que sin ser notado por sus compañeros le dijo que el presidente Salinas de Gortari estaba en el teléfono y quería negociar con él. Y que lo que el declarante quisiera el presidente se lo iba a dar, pero que el de la voz tenía que prestarse a lo que él dijera y que de preferencia dijera que le había pagado un partido político”.
La declaración continuó.