Las preguntas que se hicieron a las personas defensoras se dividieron en aquellas que tienen que ver con las percepciones internas (aquellas que se relacionan con su quehacer como defensores públicos) y aquellas relativas a las percepciones externas (que muestran cómo se perciben frente a sus pares jurídicos que realizan otras actividades, como los abogados privados, jueces, entre otros).

Del análisis de las percepciones de las y los defensores públicos que obtuvimos a partir de las 72 entrevistas realizadas, aprendimos que el elemento humano de la Defensoría Publica constituye un gremio que se considera a sí mismo con una gran vocación social y de justicia, así como también con una mayor experiencia de campo y mejor conocimiento técnico-práctico que otros profesionales del Derecho, especialmente litigantes que ejercen de manera libre y privada la profesión.

Sin embargo, es un gremio que se auto percibe con poca valoración reputacional por parte de la sociedad y con una remuneración económica que les alcanza para satisfacer sus necesidades básicas y poco más. Ello, provoca en los y las defensoras una tensión interna entre sus motivaciones como garantes del derecho al acceso a la justicia de las personas desposeídas y su ambición por realizarse como el arquetipo del abogado exitoso, es decir, prestigiado y rico.

No obstante, los resultados de las entrevistas no solo evidenciaron esta tensión al interior de las y los defensores públicos, sino que, también, nos mostraron que exteriorizan un antagonismo similar con aquellos a quienes en el imaginario colectivo encarnan este ideal arquetípico abogadil, es decir, con los que ellos han llamado como abogados particulares. Este antagonismo se apreció en los resultados de las entrevistas, particularmente en las percepciones que vinculan a las y los abogados particulares con una menor experiencia de campo y conocimientos que los defensores, pero con más ventajas profesionales, tales como la posibilidad de escoger sus casos, el tener una mayor disposición de su tiempo, así́ como una mejor retribución pecuniaria.

• El elemento humano de la Defensoría Pública en general se debate entre el orgullo social y la frustración aspiracional.
• La estabilidad laboral y la adquisición de experiencia son las virtudes con que las y los defensores públicos valoran como una especie de compensación de la asignatura pendiente que perciben frente al arquetipo del abogado o abogada exitosa.
• Parece existir cierta tensión entre el “privilegio de litigar” y el “litigio en serie”, a causa de la carga de trabajo y el acontecer diario de los tribunales.
• La labor del defensor o defensora pública se ejerce de manera un tanto fría y distante, a causa de la búsqueda de objetividad profesional y, en no pocos casos, derivado de la falta de tiempo para dedicar al asunto en cuestión.
• Las y los defensores públicos encuentran una posible solución a las altas cargas de trabajo, en la contratación de más personal, tanto en la Defensoría Pública, como también en las otras instituciones involucradas con su actividad.

Reflexiones

La Defensoría Publica es la institución garante del derecho constitucional de acceso a la justicia, y que, por mandato mismo de la Constitución, debe ser un servicio de calidad. Devolver el valor de la justicia a la práctica cotidiana del Derecho implicaría que el prestigio de las y los profesionistas jurídico no se regiría prioritariamente por las leyes del mercado. Lo anterior daría la posibilidad a las y los defensores públicos de sentirse más satisfechos con su profesión, y posiblemente sentirse mejor valorados por la sociedad, lo cual transformaría a la Defensoría Pública en una carrera más atractiva para las y los recién egresados de la licenciatura de Derecho. En esto juegan un papel muy importante las facultades de Derecho de las universidades del país, tanto públicas como privadas. Sin embargo, este cambio de paradigma no es suficiente; igual de necesario es que se garanticen los incentivos y estímulos para el desarrollo del gremio, y que de esta forma se puedan satisfacer las necesidades básicas de las y los defensores públicos, y algó más. Esperando así́ garantizar la calidad de los servicios de la Defensoría Pública, en beneficio único de las personas.