image

La historia de los líderes charros: una radiografía de la corrupción sindical

El régimen político mexicano del siglo XX volvió a los líderes sindicales sus aliados. Ese pacto político permitió abusos y corrupción a costa del dinero de las y los trabajadores.

Los sindicatos son organizaciones obreras que surgieron en Europa a finales del siglo XVIII con el objetivo de luchar para mejorar las condiciones laborales de los trabajadores dentro de las fábricas y frente a los patrones. En México, sin embargo, los sindicatos no siempre han sido sinónimo de lucha obrera. La corrupción, los líderes vitalicios, la alineación con el Estado y la falta de democracia en la organización de sus filas han degenerado en la creación de la figura del “charro sindical”.

Antecedentes del movimiento sindicalista

Podemos rastrear los inicios del sindicalismo mexicano en las luchas de los trabajadores mineros y textiles de Cananea y Río Blanco durante los primeros años del siglo XX. Estos fueron reprimidos por el gobierno de Porfirio Díaz y terminaron por convertirse en antecedentes de la Revolución Mexicana.

La caída del gobierno porfirista y el ascenso de Madero en mayo de 1911 promovió la creación de múltiples asociaciones de obreros. Entre estas, una de la más importante fue la Casa del Obrero Mundial, fundada en el Distrito Federal en julio de 1912 bajo las ideas del anarcosindicalismo. Los obreros fueron vitales para la derrota de Villa y Zapata en tanto que pelearon en los Batallones Rojos, contingentes militares formados por obreros de la Casa que se aliaron con Carranza y Obregón desde febrero de 1915, a cambio de reformas laborales. Aunque la Casa del Obrero Mundial cerró sus puertas al año siguiente, fue la primera organización obrera de alcance nacional.

Nuestra actual Constitución, promulgada en febrero de 1917, reconoció por primera vez el derecho a la asociación obrera y el de huelga, ambos en el artículo 123. También permitió la creación de la Junta de Conciliación y Arbitraje, un órgano mediador en los conflictos entre obreros y patrones. 

Un año después, en mayo de 1918, se creó la Confederación Regional Obrera Mexicana en Saltillo, Coahuila. Ahí se eligió a Luis Napoleón Morones como secretario general. El dirigente fue miembro de la Casa del Obrero Mundial y llegó a tener tal poder e influencia política que pensó que podría llegar a ser presidente. Una de las políticas gremiales clave, que fue la base que utilizarían otros sindicatos, fue la de evitar el conflicto con el Estado mediante la cooptación de sus líderes mediante puestos políticos. 

Para ello crearon el Partido Laborista Mexicano, que en diciembre de 1919 presentó a Álvaro Obregón como su candidato presidencial. Obregón, ya como presidente de México, colocó a Morones como el director del Departamento de Establecimientos Fabriles. En 1924 Plutarco Elías Calles nombró a Morones al frente del Ministerio de Industria, Comercio y Trabajo. Así, el movimiento obrero quedó integrado dentro de la maquinaria estatal. Morones, primer charro sindical, sólo vio caer su poder hasta que fue acusado de planear el asesinato de Obregón en 1928.

La consolidación de los líderes charros

En 1931 se aprobó la Ley Federal del Trabajo para reglamentar el artículo 123 de la Constitución. Dos años después, en octubre de 1933, el líder lechero Fidel Velázquez y el intelectual Vicente Lombardo Toledano crearon la Confederación General de Obreros y Campesinos de México, antecedente de la Confederación de Trabajadores de México, la CTM.

En febrero de 1936 se consolidó la CTM, central principal del movimiento obrero organizado hasta nuestros días. Vicente Lombardo quedó como secretario general mientras que la Organización y Propaganda estuvo a cargo de Fidel Velázquez y su grupo cercano llamado los “cinco lobitos”: Fernando Amilpa, Jesús Yurem, Luis Quintero y Alfonso Sánchez Maradiaga. El grupo de los lobitos quedaron al frente de la CTM en 1941 durante el Segundo Congreso Obrero. Desde entonces, Fidel Velázquez estuvo al mando del sindicato y dentro del círculo del poder del PRI hasta su muerte en 1997, lo que lo convirtió en el charro sindical por excelencia.

Durante el sexenio de Miguel Aleman, en 1948 Alfonso Ochoa Partida, quién también se dedicaba a la charrería, logró controlar el síndicato ferrocarrilero. De su gestión como representante obrero surgió el término de líder charro. Durante este sexenio nació la figura de líderes vitalicios que controlaban a las masas obreras sin permitir la democracia en sus organizaciones como una política promovida desde el estado.

La consecuencia del surgimiento de esta figura fuerte y cercana al poder fue que varias manifestaciones sindicales independientes fueron reprimidas. En 1951 un grupo de mineros de Nueva Rosita, Coahuila fueron golpeados durante una manifestación en el Distrito Federal. En 1959 el conflicto de los ferrocarrileros terminó con el encarcelamiento de Demetrio Vallejo y Valentín Campa. Los conflictos entre Francisco Pérez Ríos, apoyado por Fidel Velázquez y Rafael Galván al interior del Síndicato Único de Electricistas (SUTERM), terminaron en la toma de las instalaciones eléctricas por tropas del ejército y con la expulsión de Galvan y sus seguidores del SUTERM.

El sindicalismo actual y la corrupción

Actualmente muchos de los líderes sindicales se han perpetuado en sus puestos para enriquecerse, lo que ha dejado en segundo plano la lucha por los derechos de los trabajadores. Esto ha devenido en la mala fama que actualmente tienen estas organizaciones. A continuación presento los detalles de algunos de los líderes charros más famosos de los tiempos actuales.

Elba Esther Gordillo, líder del sindicato de maestros

A pesar de no ser en estos momentos la dirigente del sindicato de maestros, Elba Esther Gordillo es un referente obligado cuando se habla de sindicalismo charro. La maestra estuvo al mando del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) de 1989 al 2013, un total de 23 años bajo el control de de un sindicato que llegó a tener más de millón y medio de agremiados, el más grande de América Latina. También perteneció al PRI. Fue en 3 ocasiones diputada federal y senadora, además que ocupó un cargo como secretaria general del PRI del 2003 al 2005.

La maestra también supo utilizar el sindicato de maestros para crear su base política,  por lo que fundó el Partido Nueva Alianza (PANAL) para participar en las elecciones presidenciales del 2006. Este hecho le costó la expulsión del PRI. Años después se enfrascó en una guerra de acusaciones con Miguel Ángel Yunes, director del ISSSTE durante el sexenio de Calderon, quién afirmó que Esther Gordillo le exigía veinte millones de pesos mensuales para financiar al PANAL.

En su tiempo, Gordillo llegó a ser la mujer más poderosa del país. La ropa y los accesorios con los que se le solía ver en público normalmente superaban los cien mil pesos de valor. En 2008 causó polémica al intentar regalar 59 camionetas Hummer último modelo a sus dirigentes regionales. La maestra tuvo que rifar las camionetas y donar el dinero. 

El gobierno de Peña Nieto la encarceló del 2013 al 2018. Fue acusada de lavado de dinero, crimen organizado, operación con recursos de procedencia ilícita y defraudación fiscal. Finalmente fue liberada por una supuesta falta de pruebas para imputar dicho delitos. Desde su salida ha buscado dirigir nuevamente a los maestros, sin éxito.

Carlos Romero Deschamps, líder de los trabajadores de Pemex

Como otro caso, Carlos Romero Deschamps fue secretario general del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) de 1993 a 2019.  Estuvo veintiseís años en su puesto. Fue sucesor del polémico líder sindical que acabó en la cárcel, Joaquín Hernández Galicia “la Quina”. Romero Deschamps se afilió al Partido Revolucionario Institucional desde los diecisiete años. Fue diputado federal en tres ocasiones y senador en dos. Estuvo en total veintiún años como legislador. En el año 2000 fue acusado de desviar más de 500 millones de pesos, procedentes del sindicato, para apoyar la candidatura priista de Francisco Labastida, caso que fue llamado por la prensa PEMEXGATE. En 2011 fue señalado de desviar otros 500 millones de pesos destinados, supuestamente, a construir viviendas para sus agremiados. Actualmente, la dirección del sindicato recae en quien fuera tesorero durante la época de Romero Deschamps, Ricardo Aldana Prieto.

Cabe mencionar la falta de transparencia con el manejo de recursos que realiza el STPRM prácticamente desde su fundación. Los agremiados aseguran no saber el destino de recursos, inmuebles, cuotas y otras operaciones que implican el manejo de miles de millones de pesos. A pesar de estar obligado el STPRM a rendir cuentas gracias a la Reforma Laboral y las Leyes de Transparencia realizadas en 2019, lo cierto es que las cuentas no cuadran y existen lagunas en cuanto a la información del total del dinero que se maneja en el sindicato.

La familia de Carlos Romero también ha estado envuelta en el escándalo debido a su acaudalado estilo de vida. Su hija Paulina Romero Durán subió fotos desde su jet privado en el que viajaba con sus tres perros. Su hijo Alejandro Romero Durán apareció en 2021 en los llamados Pandora Papers como accionista de una empresa británica con el fin de adquirir inmuebles, vehículos, joyas y otros bienes. Por último, podemos mencionar el vehículo Enzo Ferrari valuado en dos millones de dólares que el líder sindical le regaló a su tercer hijo, José Carlos Romero Durán.

Victor Flores Morales, líder ferrocarrilero

Otro de los charros sindicales relacionados con el priismo es el veracruzano Victor Félix Flores Morales, líder del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana STFRM. Desde 1995, cuando el entonces líder sindical Práxedis Frausto Esquivel murió asesinado, no faltó quien culpara al actual dirigente del crimen. Corrientes independientes como el Frente Ferrocarrilero de Reconstrucción Nacional o el Sindicato Independiente de Trabajadores de México y Asociados de México, acusaron a Victor Flores de fraude, delincuencia organizada, extorsión y enriquecimiento ilícito, amenazas y de acosar e intimidar a los disidentes. Al líder sindical se le solía ver en eventos deportivos acompañado de edecanes y escoltas ferrocarrileros, regalando dinero a todo aquel que se le acercara, por lo que gozó de cierta popularidad entre la gente.

Por otra parte, estuvo señalado de realizar descuentos ilegales a las cuotas sindicales de 35 000 jubilados, en montos que ascendieron a más de 400 millones de pesos, Algunos empleados también denunciaron la desaparición de bonos del convenio de productividad del 2014. Esta irregularidad representaría otros 430 millones desviados del sindicato. En cargos públicos, Flores Morales ha sido diputado federal en la LVII y LIX legislaturas  y senador suplente en la LVIII, todas por parte del PRI

Francisco Hernández Juárez, líder de telefonistas

En julio del 2022 los obreros del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana (STRM) realizaron la primera huelga en más de treinta años, con el apoyo de su líder sindical, Francisco Hernández Juárez. En la actualidad es el cacique sindical más longevo que se mantiene activo en su puesto. Desde 1976, Hernández Juárez asumió la dirección del sindicato. Con ello suma hasta hoy 46 años en su puesto. Le faltan siete para alcanzar el récord de 53 años de Fidel Velázquez.

El mandato de Hernández Juárez ha sabido sobrellevar las reformas laborales y de telecomunicaciones. De igual manera, participó activamente en las negociaciones para la privatización de TELMEX durante los años noventa. El señor Hernández milita en las filas del Partido de la Revolución Democrática. Sus disidentes lo acusan de perpetuarse en el poder y de poner a su hermana, María Luisa Hernández Juárez, al frente de la caja de ahorro general. Asimismo, ha sido señalado por querer cambiar parte del dinero de las jubilaciones por acciones de la compañía, tal como señalan sindicatos disidentes como la Red Nacional de Telefonistas, la Unión de Trabajadores Telefonistas en Lucha y Resistencia o Telefonistas Construyendo Democracia.

Martín Esparza, cabeza del SME

El dirigente del Sindicato Mexicano de Electricistas, Martín Esparza Flores, lleva diecisiete años en su puesto y en 2020 fue electo hasta 2025. También está al frente de la Nueva Central de Trabajadores. El líder sindical logró sobrevivir al 2009, cuando, por decreto presidencial del entonces presidente Felipe Calderón, desapareció la empresa paraestatal Luz y Fuerza del Centro en medio de unas controvertidas elecciones de sindicato.

Esta decisión fue planeada para realizarse en la noche del 10 de octubre, durante un partido de fútbol de la selección mexicana, aprovechando el evento como una “caja china” mientras la policía tomaba las instalaciones. Así terminó con la empresa y con el trabajo de 43 000 obreros. Esparza Flores continuó como dirigente del sindicato, sobreponiéndose a la desaparición de Luz y Fuerza. La disidencia que lo acusa de enriquecimiento ilícito es el Frente Amplio de Unidad. Se argumenta que debe la liquidación millonaria de más de 9 mil extrabajadores de Luz y Fuerza.

Víctor Fuentes, líder de electricistas

Dentro del sector de los electricistas podemos encontrar otro charro sindical, Victor Fuentes del Villar, líder del Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana, quién con 86 años lleva desde 2005 al frente del gremio. El liderazgo de este sindicato tiene tiempo en su familia. En 2005 heredó el cargo de su tío, Leonardo Rodríguez Alcaine, y el propio Fuentes Villar planea heredar a su sobrino, Efrén Fuentes Ochoa. Fuentes del Villar fue señalado por juntar votos para los expresidentes Calderón y Peña Nieto, además de estar acusado de hostigamiento sexual dentro y fuera del sindicato. El funcionario octogenario, que se supone no gana más de 21 000 pesos al mes, tiene varias casas y propiedades, que juntas superan más de 30 millones de pesos en valor.

Actualmente la figura del sindicato y del líder sindical es vista como sinónimo de corrupción por la mayoría de la población y de la opinión pública. Parecen lejanos esos tiempos donde la prioridad de estas organizaciones era la de conseguir beneficios para la clase obrera. La imagen del “charro sindical” se ha arraigado en el imaginario mexicano y con justa razón. Hacen falta democracia y transparencia en la mayoría de los sindicatos en el país.

Historiador por la Universidad Autónoma Metropolitana y docente de ciencias sociales

LEE MÁS SOBRE: Desarmar la corrupción