El Pleno del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) está incompleto desde que, al iniciar abril, quedaron vacantes dos asientos como consecuencia de que el presidente Andrés Manuel López Obrador vetó la designación de nuevos comisionados. Hoy el INAI no puede resolver recursos de revisión, lo cual es un problema muy grave para todos los mexicanos. 

En su conferencia matutina, hoy el presidente declaró que “da igual que exista o no exista” el INAI. Esto después de que conocimos cómo el Secretario de Gobernación, Adán Augusto López, llevó al grupo parlamentario de Morena en el Senado de la República el mensaje de que les “conviene que haya un periodo de un impasse” pues estarían en un “mundo ideal” y deberían abstenerse de nombrar nuevos comisionados del INAI. Así, por decisión del propio gobierno se han regalado el derecho de esconder de la ciudadanía la información de su actuar. 

Desde Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad nos posicionamos con claridad y firmeza: no da igual que el INAI exista o no. 

Sin el INAI y su Pleno completo, los recursos de revisión —que son la herramienta con la que los ciudadanos podemos inconformarnos cuando una autoridad se niega a entregar información pública o la esconde bajo argumentos como la supuesta declaración de inexistencia o el secreto de la seguridad nacional—, no podrían resolverse. 

Esto no es un problema menor, pues mientras que de 2015 a 2018 el INAI recibía 26.8 recursos de revisión por día, en el sexenio actual esta cifra se ha elevado a 53 diarios. Hoy los ciudadanos nos inconformamos más que antes porque las autoridades se niegan a entregar mucha de la información a la que, por derecho, deberíamos de tener acceso. 

Por ejemplo, sin la intervención del INAI no habríamos podido conocer algunos de los contratos (más no todos) con los que el Ejército construyó el aeropuerto de Santa Lucía. Tampoco habríamos podido conocer los contratos por 20 millones de pesos que Pemex entregó a la empresa Baker Hughes a partir del día que el hijo del presidente, José Ramón López Beltrán, se mudó a una casa en Houston propiedad de un alto ejecutivo de esa misma empresa. Hay que recordar que en estos dos casos, como en muchos otros, el gobierno se negó a entregar la información o declaró que esta no existía. Solo mediante los recursos de revisión que resolvió el INAI pudimos conocerlos. 

Sin el INAI, la opacidad (que ya ha ganado un amplio terreno durante esta administración) no haría más que convertirse en la regla, pues los mexicanos no tendríamos instancia alguna ante la cual exigir que el gobierno nos entregue información y rinda cuentas. Contrario a lo que ha declarado el presidente, la mañanera no es el medio ideal para saber qué pasa en el país. La única forma de saber qué sucede realmente es pudiendo conocer libremente todos los datos, archivos y documentos del gobierno. 

Los hechos son más importantes que los dichos. Y los hechos son que, con esta actuación que confirma el compromiso presidencial con la opacidad, la transparencia y la rendición de cuentas están en peligro. El Pleno del INAI no puede quedar incompleto y el INAI no puede ni debe desaparecer.