En la presente administración hay un doble rasero. Mientras un grupo de 109 fideicomisos relacionados con la ciencia, tecnología, cultura, protección de derechos humanos o el cuidado del medio ambiente están en peligro de extinción, hay otros que no sólo permanecerán intactos, sino a los que se les ha aumentado estratosféricamente sus recursos. Un análisis de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad revela que los recursos de los fideicomisos de la Secretaría de la Defensa Nacional incrementaron en 1,048% entre el tercer y cuarto trimestre del 2019.
Durante el sexenio de Felipe Calderón, los fideicomisos del Ejército tuvieron un promedio de $3,995 millones de pesos (mdp). Durante el de Peña Nieto, el promedio fue de $5,574 mdp.
Si bien al tercer trimestre de 2019 Hacienda reportó que los fideicomisos de SEDENA alcanzaban $2,505 mdp, durante el último trimestre de 2019 se dio un salto sin precedentes de $26,252 mdp; es decir, un aumento de 1,048%. El crecimiento no se detuvo. Durante 2020 los recursos alcanzaron 31,980 mdp. De estos, $30,193 mdp o 94% se encuentran en el Fideicomiso Público de Administración y Pago de Equipo Militar. El resto (6%) se divide entre otros tres fideicomisos: Mandato para el Pago de Haberes de Retiro, Pensiones y Compensaciones; Fideicomiso a Favor de los Hijos del Personal Adscrito al Estado Mayor Presidencial; Fideicomiso de Apoyo a Deudos de Militares Fallecidos en Actos del Servicio de Alto Riesgo.
Para poner estas cifras en contexto, los recursos de los fideicomisos de los 26 centros de investigación Conacyt que pretenden desaparecer suman 785 mdp, o sea, el 2.5% de los fondos en los fideicomisos de Ejército.
Los fideicomisos de los militares no sólo son cuantiosos, sino que se mantienen a salvo de la crítica y acciones presidenciales. Además, el fideicomiso para el equipo militar no ha estado ausente de cuestionamientos. La Auditoría Superior de la Federación lo revisó en 2012 en su auditoría GB-109 y sus conclusiones fueron preocupantes, ya que señalaron que “se carece de procedimientos formales que regulen el registro, control y seguimiento de los recursos del Fideicomiso Público de Administración y Pago de Equipo Militar”.
El discurso presidencial, secundado por el Secretario de Hacienda, afirma de manera incorrecta que en todos los fideicomisos había corrupción, discrecionalidad y opacidad, lo que amerita la apropiación de sus recursos. Resulta revelador que, cuando se trata de los fideicomisos de las instituciones predilectas del presidente, no importa que en efecto se trate de verdaderas cajas negras para la fiscalización. Hay que dejarlos intactos e incluso hay que darles aún más recursos. Como en muchos otros temas, parece que la máxima juarista de “para los amigos, justicia y gracia” sigue más viva que nunca.