Este texto fue publicado en Reforma el 27 de agosto.

Desde 2014, la corrupción en México ha sido sinónimo de escándalos. Desde la Casa Blanca de Peña Nieto, los desvíos millonarios de Javier Duarte, la Estafa Maestra y más recientemente el hijo de Bartlett y la venta a sobreprecio de ventiladores a la Secretaría de Salud, o el caso Odebrecht en México -que involucra sobornos por más de 10 millones de dólares al exdirector de Pemex- (“Odebrecht en México…”), todos estos escándalos corresponden a la gran corrupción, que involucra a la clase política y, en todo caso, a los grandes empresarios. Sin embargo, rara vez las situaciones que involucran a la corrupción extractiva -cuando una persona paga un soborno para evitar sanciones (Holmes, 2019)-, ya sea cometida o padecida por los ciudadanos, trascienden en los medios.

Cuando se habla de corrupción no se trata únicamente de los esquemas de gran corrupción, también tenemos que hablar de la corrupción que le afecta día a día a la ciudadanía. 

Sabemos que la corrupción es una de las principales preocupaciones de los mexicanos. Según datos de la ENCING, desde 2015 es el segundo problema que más preocupa a los mexicanos, por abajo únicamente de seguridad y delincuencia. También es cierto que la percepción de corrupción de los ciudadanos aumentó: la encuesta MCCI-Reforma muestra un aumento de 4 puntos porcentuales entre 2019 y 2020 (de 86.3% a 90.1%) de quienes consideraron que la corrupción ocurría frecuentemente y muy frecuentemente en México. 

Pero, ¿cómo se posicionan los ciudadanos conforme a la corrupción? ¿De qué forma les afecta? ¿Qué responsabilidad asumen? 

Los efectos percibidos de la corrupción 

De acuerdo con la encuesta MCCI-Reforma 2020, la abrumadora mayoría de los ciudadanos afirma que la gran corrupción, la corrupción de gobernantes y políticos, le afecta mucho o algo. Los ciudadanos perciben que los escándalos de corrupción afectan directamente sus interacciones con el gobierno. 

Cuando se les pregunta cuánto afecta la corrupción a los servicios públicos que reciben, 83% responde que mucho o algo, y cuando se les pregunta por cuánto afecta a la protección de su familia, 84% responde que mucho o algo. Es decir, la ciudadanía sí percibe que la corrupción les afecta directa y personalmente. 

Además, respecto a 2019, cada vez más personas reportan que la corrupción les afecta mucho. Es interesante que la proporción de ciudadanos que percibe que la corrupción afecta mucho en los servicios públicos aumentó 8 puntos porcentuales y 7 puntos porcentuales cuando se pregunta por trámites. Parece ser que hay una percepción de aumento en los efectos de la corrupción en la calidad de vida de los mexicanos. 

Sin embargo, cuando se contrasta el efecto de la corrupción con su experiencia personal los datos se contradicen. De acuerdo con la encuesta, en 2020 una menor proporción de ciudadanos dice haber pagado una mordida al momento de realizar un trámite o solicitar un servicio, que en 2019. Resulta sorprendente que, dado el aumento en percepción de corrupción que arroja la encuesta, la participación de las personas en actos de corrupción es menor. Es decir, aunque se percibe que la corrupción es más en 2020 que un año antes, menos mexicanos dicen participar directamente en actos de corrupción. 

No es descabellado pensar que, ante el mayor costo moral de la corrupción y la agudización de la polarización del discurso oficial (buenos vs. malos, corruptos vs. no corruptos), los encuestados tiendan a ocultar o minimizar sus experiencias en actos de corrupción. 

Mentimos porque nos avergüenza… pero mentimos menos que un año antes

Una manera de aproximar la experiencia real de los ciudadanos frente a la corrupción es mediante un experimento de listas, que es una forma de aproximar la proporción de víctimas sin que la gente tenga que admitir frente al encuestador, que es parte del problema. 

Al igual que el año anterior, la muestra fue dividida aleatoriamente en dos grupos. A ambos se les presentó una lista de actividades y se les preguntó cuántas de éstas acciones realizaron (no cuáles) en el último año. Al primer grupo le fue presentada una tarjeta con tres actividades. Al segundo grupo se le presentó una lista con las mismas tres actividades y una cuarta adicional d) pagué una mordida a algún funcionario o policía. Así, se calcula la diferencia entre el promedio de actividades realizadas en cada uno de los grupos para estimar el porcentaje de personas que pagaron una mordida en los últimos 12 meses.

Haciendo lo anterior, desde 2018 que iniciamos con esta medición, el porcentaje de personas que paga un soborno es mayor cuando se pregunta de manera indirecta que cuando se pregunta directamente si el encuestado “pagó un soborno en los 12 meses previos”. Es normal e indica que ser parte de la corrupción que aqueja a México es motivo de vergüenza. Sin  embargo, comparando con años anteriores, tanto la medición directa como la indirecta, muestran que en 2020 la frecuencia con la que los ciudadanos pagan mordidas disminuyó considerablemente.

Es decir, se percibe más corrupción y un mayor impacto de la corrupción en la vida de los ciudadanos, pero éstos reportan participar considerablemente menos en actos de corrupción. ¿Será que la corrupción que se percibe en aumento es más bien la sistémica, la gran corrupción, de la cual no participan los ciudadanos de a pie? ¿Y que la pequeña corrupción, la extractiva, ha disminuido a causa del mayor costo moral de cometerla? Creemos que la respuesta a ambas preguntas es sí. 

A las mujeres nos cuesta más, como siempre

Cabe detenerse un momento en el género y la corrupción extractiva. La situación de vulnerabilidad en la que se encuentran muchas mujeres debido a los roles de género y a los estereotipos que mantiene el sistema patriarcal, deriva en que muchas mujeres paguen más sobornos para recibir servicios públicos (UNODC, 2019). Dado nuestro papel tradicional como cuidadoras, muchas mujeres tienen más contacto con actos de corrupción relacionados con el cuidado del hogar en su vida diaria. También es menos probable que denunciemos abusos, ya que a menudo somos menos conscientes de nuestros derechos, lo que nos hace más vulnerables. En este sentido, la encuesta confirma que en México la corrupción nos sale más cara a las mujeres que a los hombres. Si se evalúa el pago de sobornos por género, en el último año una de cada cuatro mujeres tuvo que pagar sobornos mayores a mil pesos, mientras que sólo uno de cada diez hombres tuvo que hacerlo.

Tabla 13.1.  La última vez que tuvo que dar una mordida cuánto dinero pagó o a cuánto dinero equivaldría el favor solicitado?

Monto del soborno pagadoHombresMujeres
Menor a 25046%41%
Entre 250 y 50034%27%
Entre 501 y 10008%9%
Entre 1001 y 50008%21%
Mayor a 50004%2%

Fuente: Encuesta MCCI-Reforma. Percepciones sobre Corrupción e Impunidad 2020.

Responsabilidad que la ciudadanía no comparte

Reconocer que otros actores además del gobierno, como los ciudadanos, comparten la responsabilidad de mantener un sistema de integridad pública eficaz y coherente es fundamental para prevenir y frenar el avance de la corrupción en cualquier estado (OCDE, 2017). 

Al igual que en 2019, los resultados de la encuesta 2020 muestran que la ciudadanía se siente menos responsable en el combate a la corrupción que el año pasado. Una disminución de cinco puntos porcentuales en este rubro significa que, aunque se reconozca un aumento en la corrupción general, la ciudadanía percibe que no está en sus manos la solución.

Sabemos que a los mexicanos nos preocupa cada vez más la corrupción, pero que no nos sentimos corresponsables de acabar con ella – en parte, con razón, pues la corrupción que ha aumentado es la gran corrupción sistémica, mientras que la pequeña corrupción que pagamos de nuestro bolsillo ocurre con menor frecuencia… aunque, como siempre, las mujeres acabamos pagando más por todo, incluyendo por la corrupción. 


*Rosa Castañeda y Leonor Ortiz Monasterio forman parte del equipo de investigación aplicada de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad. 

@Rosa_Castaned

@theleonori

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Reconocimiento

Un reconocimiento a Katia Guzmán por el procesamiento de la base de datos de la encuesta para la elaboración de gráficas de este texto.

Bibliografía:

“Anuario de la corrupción” (2019), Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, MCCI, https://contralacorrupcion.mx/anuario-2019/

“Corrupción y género” (18 de diciembre de 2019), Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, UNODC.

“La Estafa Maestra” (consultado el 10 de julio de 2020), Animal Político y Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, https://contralacorrupcion.mx/web/estafamaestra/estafa-maestra-gobierno-contrata-empresas-fantasma.html

“La historia de la casa que cambió la historia del sexenio” (consultado el 10 de julio de 2020), Aristegui Noticias.

“Odebrecht en México” (consultado el 12 de junio de 2020), Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, MCCI.

“Estudio de la OCDE sobre integridad en México 2017 – Aspectos Claves” (2017), Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE.

Ángel, Arturo, Valeria Durán, Francisco Sandoval y Raúl Olmos, “En 2012 Duarte entregó millonarios recursos a los mismos empresarios que financiaron ilegalmente al PRI” (consultado el 10 de julio de 2020), https://contralacorrupcion.mx/red-karime-duarte/duarte-entrego-millonarios-recursos.html

Canales, Rodrigo (2015), “Los mitos fundacionales de México y el modelo de negocios de la corrupción”, en La corrupción en México: transamos y no avanzamos, IMCO, https://administradorjorgevelcas.files.wordpress.com/2016/02/2015_ici_libro_la-corrupcion_en_mexico.pdf

Instituto Nacional de Estadística y Geografía, INEGI (mayo de 2020), “Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG) 2019”, https://www.inegi.org.mx/programas/encig/2019/

Holmes, Leslie (18 de marzo de 2019), “¿qué es la corrupción?”, Grano de Sal, https://pendulo.com/libro/que-es-la-corrupcion_376066


Sánchez, Laura y Raúl Olmos, Hijo de Barlett vendió al gobierno el ventilador covid-19 más caro” (consultado el 10 de julio de 2020), Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, MCCI.