Las dieciséis alcaldías de la Ciudad de México (CDMX) son el orden de gobierno más cercano a la ciudadanía y tienen atribuciones exclusivas sobre los trámites y los servicios públicos que más quejas reciben de la gente: permisos de construcción, alumbrado público, limpia y recolección de basura, poda de árboles, regulación de mercados, pavimentación, establecimientos mercantiles, permisos de uso de la vía pública y muchos otros más.
Para cumplir con estas obligaciones, en 2023, el Congreso de la Ciudad de México aprobó 45 658 millones de pesos. Estos recursos presentan una fuerte dependencia de la federación. Mientras que 85% de este presupuesto proviene de las participaciones del Ramo 28 y de las aportaciones del Ramo 33, ambos de recursos federales, las fuentes locales sólo representan 15%.
Las Alcaldías que recibieron la mayor proporción de estos recursos fueron Iztapalapa, Gustavo A. Madero y Cuauhtémoc. Esta tendencia se mantiene al menos desde 2014.Sin embargo, al considerar el presupuesto asignado por persona habitante en cada alcaldía, Iztapalapa tiene el menor importe, mientras que Milpa Alta tiene el mayor.
Presupuesto aprobado para el ejercicio fiscal 2023
Alcaldía | Importe |
---|---|
Iztapalapa | 6,161,677,372 |
Gustavo A. Madero | 5,025,192,185 |
Cuauhtémoc | 3,538,211,617 |
Álvaro Obregón | 3,365,958,265 |
Coyoacán | 2,981,995,355 |
Venustiano Carranza | 2,943,840,837 |
Tlalpan | 2,886,833,942 |
Miguel Hidalgo | 2,558,140,438 |
Benito Juárez | 2,372,567,424 |
Xochimilco | 2,229,033,281 |
Iztacalco | 2,202,041,377 |
Azcapotzalco | 2,094,512,720 |
Tláhuac | 1,917,210,370 |
Cuajimalpa | 1,893,928,430 |
Magdalena Contreras | 1,852,918,611 |
Milpa Alta | 1,634,630,100 |
Total | 45,658,692,324 |
Aquí es importante mencionar que el presupuesto público es una de las herramientas de gestión más importante con que cuenta el gobierno para generar impacto en la sociedad. El presupuesto público se conforma de las aportaciones monetarias que los distintos sectores de la sociedad y las personas físicas realizan para el mantenimiento y el funcionamiento de las instituciones gubernamentales y para la resolución de problemas públicos.
Con base en esto cabe preguntarse ¿en qué sentido está funcionando el presupuesto público de las alcaldías?, ¿cómo se ejerce y qué resultados obtiene? Para estar en condiciones de encontrar estas respuestas es necesario conocer cómo funciona el presupuesto público con el fin de identificar oportunidades para una gestión eficiente. Sin embargo, a pesar de que las Leyes de Transparencia y la de Contabilidad Gubernamental establecen que es obligatorio publicar tanto la información financiera como los datos presupuestales dirigidos a la ciudadanía, la información que actualmente existe es poco accesible y de baja calidad.
De acuerdo con el Índice de Información Presupuestaria Municipal del IMCO, desde 2016 y por lo menos hasta 2020 (último año en el que se aplicó la metodología), las alcaldías fueron los gobiernos subnacionales peor calificados de todo el país. Quedaron en último lugar con un promedio de cumplimiento de 6%. Además, conforme avanzan en las etapas del ciclo presupuestario la información disponible es más escasa y de menor calidad, como se muestra en la gráfica.
Esta alta opacidad en la información y la debilidad de los procesos de rendición de cuentas generan efectos negativos tanto para la sociedad como para el gobierno. Entre estos efectos está una mayor desconfianza en el ejercicio del presupuesto, la suspicacia ciudadana sobre los representantes y servidores públicos, así como mayores riesgos de corrupción, e incluso la transgresión de los derechos humanos. Otra consecuencia política es que algunos representantes públicos obtienen distintos cargos de importancia en el gobierno sin informar adecuadamente sobre el ejercicio del presupuesto público bajo su responsabilidad.
Al revisar la cuenta pública de las 16 alcaldías, es posible identificar un problema común de estas instituciones gubernamentales: el subejercicio. Esto es importante porque el presupuesto público puede ser una herramienta vertical en la generación de valor público, pero también puede representar pérdidas cuando se gasta de forma ineficiente o, peor aún, cuando no se gasta, como en este caso.
Subejercicio: lastre común en las Alcaldías
El primer hallazgo de la revisión de la cuenta pública es que Gustavo A. Madero y Xochimilco presentan serias deficiencias en sus cifras ya que restan el presupuesto disponible y el devengado, para reportar un subejercicio en ceros. Pero esto es incorrecto, si se realizan estas operaciones de forma correcta Gustavo A. Madero reportaría un subejercicio de 74.6 millones y Xochimilco de 12.5. Debido a estas inconsistencias, los datos de estas dos alcaldías no fueron considerados en los siguientes análisis.
Sin embargo, esta inconsistencia en la presentación de la información financiera nos lleva a preguntarnos ¿quién revisa estos documentos y quién los aprueba?, así como ¿la información financiera es un mecanismo para rendir cuentas o únicamente un procedimiento para llenar formatos sin el cuidado necesario?
Al cierre de 2023, las 14 alcaldías restantes registraron un subejercicio de 190 millones 392 830 pesos. La lista está encabezada por Azcapotzalco, que se separa notablemente del resto.
Subejercicio por Alcaldía del año 2023
Alcaldía | Importe |
Azcapotzalco | 51,407,794 |
Benito Juárez | 23,202,424 |
Magdalena Contreras | 21,264,670 |
Miguel Hidalgo | 20,216,238 |
Milpa Alta | 17,814,095 |
Álvaro Obregón | 10,968,167 |
Iztapalapa | 10,558,498 |
Tlalpan | 8,640,844 |
Cuauhtémoc | 7,297,485 |
Iztacalco | 6,506,182 |
Cuajimalpa | 4,163,159 |
Coyoacán | 3,999,408 |
Venustiano Carranza | 3,958,465 |
Tláhuac | 395,401 |
Total | 190,392,830 |
De acuerdo con el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP, 2009), la información con la que se cuenta a nivel federal sobre el subejercicio presupuestal no permite conocer por completo el destino de este presupuesto, sobre todo del último trimestre del año fiscal. Esto quiere decir que los controles sobre el manejo del subejercicio son laxos.
Además de la escasa información disponible, en el registro presupuestario no se hace una diferencia entre economías y subejercicio, lo que significa que en un mismo importe se reportan ambas cantidades sin distinguirlas, aun cuando tienen una naturaleza distinta, como lo señala la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria (LFPRH, 2006). Las economías son recursos que no se gastaron de un presupuesto que fue modificado, en otras palabras, un ahorro; mientras que los subejercicios son recursos disponibles que no cumplieron las metas programadas.
El subejercicio es un problema de la gestión del presupuesto con impacto directo en el incumplimiento de metas, es decir, no se cumple con el plan establecido, no se alcanzan los objetivos, no se ejerce el presupuesto disponible y, sobre todo, no se otorgan servicios o se generan beneficios a la ciudadanía. Esto tiene consecuencias tangibles y específicas. En el caso analizado, el mayor subejercicio se registró en los rubros de servicios generales e inversión pública, como se observa en la gráfica.
¿Por qué este subejercicio se concentra más en algunos capítulos y no en otros? El capítulo que registra menos subejercicio es el de servicios personales. Este es el rubro que, en promedio, concentra el 50% del gasto de las alcaldías, y se destina al pago de remuneraciones del personal, que son periódicas y que responden a una plantilla de colaboradores mayormente fija; así el gasto en este capítulo resulta en un registro proporcional por trimestre, contrario a otros capítulos cuyo ejercicio transita por procesos que suelen ser más largos y, por ende, es más tardado el avance presupuestal.
El capítulo de servicios generales registra el mayor subejercicio, con casi 62 millones de pesos. Este capítulo refleja los gastos de servicios de oficina como la energía eléctrica, el gas, el agua, el teléfono, el internet, los arrendamientos, entre otros servicios, pero también considera pagos de servicios profesionales como consultorías. Benito Juárez es la alcaldía con el mayor subejercicio en este rubro, con 16 millones no gastados.
Hay rubros que nos permiten observar más claramente que el subejercicio no es una cifra en un reporte; estos números millonarios sin ejercerse nos hablan de que existe ineficiencia en el gasto, sí, pero esa ineficiencia genera efectos negativos tanto para el crecimiento económico como para la mejora de la equidad mediante la redistribución del gasto.
Los capítulos de inversión pública y de transferencias están dirigidos directamente al beneficio social mientras que los otros usualmente son de gasto corriente. En estos dos rubros de gasto se concentra el 43% del subejercicio de las alcaldías. Esto implica que más de 82 millones dejaron de invertirse para el beneficio público directo de la sociedad de la Ciudad de México.
Por ponerlo en contexto, la inversión pública concentra las asignaciones destinadas a obras por contrato, proyectos productivos y acciones de fomento. Un ejemplo son las construcciones para el abastecimiento de agua, gas, electricidad y telecomunicaciones. De los casi 52 millones subejercidos en obra pública, 58% lo aporta Azcapotzalco, Miguel Hidalgo con 16% y Magdalena Contreras con 14%. Es importante no atorarse en la ponderación de si estos importes representan mucho o poco con respecto al total del presupuesto que se maneja en las alcaldías, sino enfocarnos en las necesidades y problemas públicos de la sociedad que dejaron de atenderse, no por falta de presupuesto, sino por problemas en la gestión del gasto.
Uno de estos casos está en la alcaldía Benito Juárez, que no gastó 1 millón 949 mil pesos (apenas el 4% del total subejercido en este capítulo) cuando tiene problemas de mantenimiento en sus parques públicos. Aquí es pertinente preguntarse si pudo utilizarse este recurso para la atención de alguno de estos espacios.
Ahora bien, el capítulo donde se concentran las transferencias, ayudas y subsidios, y que está dirigido al otorgamiento de apoyos directos o indirectos a las personas, las Alcaldías dejaron de gastar 30 millones 469 mil pesos.
Solamente la alcaldía Iztapalapa dejó de ejercer casi 6 millones de pesos que tenía aprobados para programas y acciones sociales. Un hecho inaceptable conociendo las condiciones de pobreza y marginación en la demarcación.
Reflexiones finales
De acuerdo con la Constitución Política de la CDMX, las alcaldías son el orden de gobierno más cercano a la ciudadanía; sin embargo, son pocas las personas que conocen cómo atienden los problemas públicos en su demarcación y qué resultados alcanzan. Aunado a ello, los mecanismos de control y vigilancia enfocados a monitorear la eficiencia del gasto público en este nivel de gobierno son mínimos y poco útiles. El resultado es que existen importantes ineficiencias presupuestales.
Por esto es necesario exigir mayor disciplina presupuestal y responsabilidades públicas. La ciudad necesita que las personas representantes y servidoras públicas expliquen por qué hay grandes cambios entre la planeación y el ejercicio presupuestal, así como justificar las inversiones que se realizan y los gastos que dejan de hacerse.
Es importante fortalecer la producción de información financiera de forma periódica, que sirva para monitorear el desarrollo del ejercicio fiscal y para identificar riesgos tanto en las finanzas públicas como en el cumplimiento de las metas. Esto puede ayudar a evitar problemas como el subejercicio, que se repite año con año. Además, la información debe ser cada vez más clara y accesible a la ciudadanía.
Resulta crucial que las Alcaldías logren una mayor eficiencia en la gestión presupuestal de los capítulos de inversión pública y de los programas y acciones sociales, presupuesto dirigido para beneficiar de manera directa a la sociedad y a los grupos vulnerables.
Finalmente, la Constitución local establece que el ejercicio de la hacienda pública deberá orientarse al cumplimiento efectivo de los derechos y que este logro progresivo requiere de una utilización eficaz de los recursos disponibles. Por eso la importancia de evaluar, dar seguimiento y vigilar el ejercicio presupuestal de las alcaldías, como el orden de gobierno más inmediato y, sin embargo, más opaco de la Ciudad de México.