Por Alejandra Barriguete y Samuel Adam
“Si me piden que exprese en una frase cuál es el plan del nuevo gobierno respondo: acabar con la corrupción y con la impunidad”, dijo, aunque sin mencionar logros y acciones específicas en el combate a la corrupción.
En su discurso de primer informe de gobierno en Palacio Nacional insistió en que la crisis del país se originó por el fracaso del modelo económico neoliberal y por la corrupción pública y privada. Esas son las causas no sólo de la situación económica del país sino también de la violencia, dijo.
“Nada ha dañado más a México que la deshonestidad de los gobernantes y esa es la causa principal de la desigualdad económica y social y de la inseguridad y de la violencia que padecemos”, dijo el presidente.
“La esencia de nuestra propuesta económica consiste en convertir la honestidad y la austeridad en forma de vida y de gobierno”.
Frente a su gabinete, gobernadores de los estados, representantes de los poderes legislativo y judicial y empresarios, López Obrador dedicó 98 minutos a resumir los resultados de sus primeros meses en la presidencia, así como de las aspiraciones a futuro.
Nueve meses después de haber tomado posesión del cargo, el presidente que tiene mayoría en ambas cámaras legislativas fue duro con la oposición a la que llamó “moralmente derrotada”.
“Están nerviosos e incluso fuera de juicio”, dijo, “lo digo con respeto, no quiero que se entienda como un acto de prepotencia o una burla. Es lo que estoy percibiendo: están moralmente derrotados”.
López Obrador dijo que la oposición no ha tenido oportunidad de establecer
un paralelo entre este periodo y el anterior y que la transformación profunda de su gobierno se está llevando con poca confrontación y sin violencia política.
Aunque dijo que no quiere que desaparezcan las protestas legítimas de los ciudadanos ni de sus adversarios, también mencionó que estos están en contra de cualquier cambio verdadero.
“Afortunadamente, mientras los que se oponen al cambio viven aturdidos y desconcertados, la mayoría de los mexicanos apoya la transformación y están contentos. Feliz, feliz, feliz”, señaló.
En un discurso en el que mencionó varias veces la moral y la mezquindad de quienes sólo piensan en el dinero, agradeció a los empresarios del país, de quienes dijo que están cooperando con mayor compromiso social, invierten, crean empleos, aceptan utilidades razonables y pagan sus contribuciones.
Agradeció de manera personal a los empresarios Carlos Slim y a los representantes del Consejo Coordinador Empresarial y del Consejo Mexicano de Negocios, Carlos Salazar y de Antonio del Valle, por su intermediación en la negociación con las empresas de gasoductos con las que esta semana el gobierno federal llegó a un nuevo acuerdo contractual.
También agradeció al empresario Carlos Bremer por comprar la mansión
de Zhenli Ye Gon, acusado de lavado de dinero, y cuya venta se utilizará para los deportistas olímpicos.
El presidente destacó que en estos nueves meses de gobierno se canceló la condonación de impuestos que en los dos sexenios anteriores fue de 213 mil millones de pesos a 108 contribuyentes.
Aunque aceptó que la economía del país está creciendo poco, dijo que
no hay recesión, y que el dinero está mejor distribuido porque hay más desarrollo y bienestar.
“Todo ello me mantiene optimista, pero sin aflojar el paso, porque el
poder es humildad y deber y no tengo derecho a fallar”, dijo el presidente.