El martes 5 de mayo 2020, tanto el presidente como el vocero de la pandemia anunciaron que en México “ya aplanamos la curva” de casos confirmados de Covid–19. El doctor Hugo López Gatell mostró una lámina en la que México aparece por debajo de países como Estados Unidos, España, Alemania y Francia e incluso Suiza en el número de contagios por el virus SARS–CoV–2.
La información de la lámina es clara: son los casos confirmados, pero en letra pequeña y en inglés, se indica que el número de casos confirmados es menor que el número total de casos de Covid–19 en cada país, porque depende del número de pruebas de detección que se hagan. Y en México no se realizan muchas pruebas, entre otras cosas, porque el sistema público de salud tiene limitaciones (por ejemplo, para la vigilancia epidemiológica sólo realiza pruebas al 10% de los enfermos ambulatorios), y en laboratorios privados las pruebas tienen periodos de espera de varios días antes de poder realizarla y costos prohibitivos para la mayoría de los mexicanos, oscilando entre 1,300 y 10,000 pesos.
Entonces, lo que el doctor López Gatell presentó no indica un “aplanamiento de la curva” sino más bien el pequeño número de pruebas, lo cual dificulta saber si México se parece más a Suiza (que según la lámina presentada sí está aplanando la curva de contagios) o a Estados Unidos (que sólo ha podido aplanar la curva tras muchas pruebas y muchos más contagios y defunciones que Suiza).
En resumen, lo que la data oficial arroja es que es que México realiza muy pocas pruebas PCR de detección de Covid–19, por lo que los registros de contagios son necesariamente menores a los que habría si se hicieran más pruebas y, por lo tanto:
- No hay evidencia de que en México se tengan menos contagios que en otros países, sólo que en México se hacen menos pruebas;
- No se sabe si realmente ya estamos en la cúspide de la pandemia y por consiguiente ya se empezó a aplanar la tasa de contagios (que no la curva), o si es apenas un pequeño respiro que podría repuntar en breve;
- No podemos evaluar qué tan efectivas han sido las medidas preventivas, tales como las reglas de distanciamiento social y la Jornada de Sana Distancia, o si más bien hay un subregistro masivo de casos ambulatorios;
- No tenemos los datos necesarios para planear escenarios de contagio una vez que demos por terminada la cuarentena.
Cierto que no ha sido la regla el apilamiento de cadáveres como lamentablemente se ha documentado en Ecuador, Nueva York e Italia. Cierto que a pesar de la progresiva saturación de los hospitales en el Valle de México aún hay más camas que enfermos y, salvo en Tijuana, es afortunada la situación que ha prevalecido en todo el país. Pero no por ello hacer interpretaciones sobre el fin de la pandemia está libre de riesgo.
El riesgo de celebrar el fin de la pandemia antes de tiempo
El riesgo de que el presidente y su gobierno envíen mensajes sobre optimistas y engañosos, que anuncien que “ya se aplanó” la curva de contagios y que “ya se puede ver la luz al final del tunel” sin mayor estrategia, es que la población interprete que el peligro de enfermase ya pasó y que se relajen las medidas de distanciamiento social sin que existan protocolos de reapertura de la vida social y económica.
Es importante que tanto el gobierno federal como los locales diseñen y anuncien las precauciones que como país deberemos tomar una vez terminada la cuarentena, pues al momento de la reapertura necesariamente se verán repuntes en el número de casos y, con ello, en el número de hospitalizaciones y muertes.
Pruebas, pruebas y más pruebas
Al final, todo regresa a las indicaciones de la OMS de inicios de año, de hacer pruebas, pruebas y más pruebas.
Con un mayor número de alternativas en tipos de prueba para identificar casos de Covid-19, tanto de detección del virus como de anticuerpos, parece necesario empezar a plantear estrategias coordinadas e intersectoriales en México. Estas estrategias deberán contemplar mecanismos de rápida identificación, registro y aislamiento de todos los nuevos casos de Covid-19, tal como lo han planteado e implementado en Alemania, Nueva Zelanda y Singapur, para aislar los brotes y evitar un nuevo confinamiento masivo con costos económicos terribles y mayores pérdidas de vidas humanas.
La comunicación pública y la gestión de una emergencia de salud
La comunicación del gobierno con la población es fundamental para atenuar el impacto y mitigar los riesgos durante una emergencia.
En un primer momento, la transparencia, la oportunidad y la interpretación precisa de la información disponible contribuye a enterar a la población sobre la gravedad de la situación, pero también a detonar el apoyo ciudadano hacia las medidas que deben tomarse – así lo ha manifestado el propio Dr. López Gatell.
Una vez pasada la crisis, la comunicación y el registro de lo acontecido se transforman en un mecanismo de rendición de cuentas.
Es por ello que contar con información completa, oportuna y transparente es algo particularmente importante durante la crisis de Covid-19.