- El Congreso aprobó la Ley de Ingreso de la Federación (LIF) para 2023 sin cambiarle una coma a la iniciativa del Ejecutivo.
- El plan de ingresos será 11.5% más grande que en 2022, con lo cual ascenderán a 8 billones 300 mil millones de pesos.
- Se aprobó un endeudamiento de 1.2 billones de pesos, el cual es la deuda más grande solicitada por el gobierno en más de una década.
- Las proyecciones contrastan con las expectativas de los especialistas. De acuerdo con ellos, el crecimiento económico será menor y la inflación mayor a la esperada.
El pasado 26 de octubre las dos cámaras del Congreso determinaron —mediante la aprobación de la Ley de Ingreso de la Federación (LIF)— cuál será el monto y origen de los recursos que se esperan para el financiamiento del gasto de 2023. Se espera la mayor cantidad de gasto de la que se tiene registro, junto con un nivel de endeudamiento que no se había observado en una década (1.2 billones de pesos). No obstante, las expectativas de especialistas e instituciones internacionales indican que los ingresos del próximo año podrían estar por debajo de lo esperado, por lo que podría comprometer seriamente el cumplimiento de los objetivos de gasto de 2023 y obligar a reasignaciones considerables.
De acuerdo con la recién aprobada LIF para el 2023, los recursos con los que contará el Estado mexicano ascenderán a 8 billones 300 mil millones de pesos. Es decir, más de 8 millones de millones. Además, como lo muestra la siguiente gráfica, es el monto más grande en términos reales del que tenemos registro, por lo cual la austeridad sólo ha tenido impacto en los presupuestos con enfoque de género, . Con respecto al año anterior representa un aumento de 11.5%, el más grande registrado en más de una década.
El origen de los recursos
Para entender de dónde proceden los recursos aprobados en la LIF, es necesario descomponer los ingresos según su origen. La manera más general de hacerlo es clasificarlo entre los recursos derivados de financiamiento y los presupuestarios. Los ingresos derivados de financiamiento hacen referencia al endeudamiento, el cuál será de 1.2 billones de pesos (el 14% del total proyectado). Comparado con los montos obtenidos por este medio desde 2011, serán el mayor en una década.
Los ingresos presupuestarios hacen referencia a los recursos obtenidos del cobro de impuestos y servicios, la explotación de los recursos nacionales, cuotas, aprovechamientos, pagos de productos y pagos de derechos que recibe el Estado mexicano. Los recursos esperados por este rubro serán de 7 billones 123 mil millones de pesos, 86% de todos los recursos que se planean recibir en 2023.
En términos históricos, es la mayor cantidad de recursos presupuestarios proyectados. Además, en caso de alcanzarse la meta, serán el segundo año con mayor cantidad de recursos observados, sólo después de 2016. Esto implicaría que con respecto al último año con la información anual completa (2021), aumentaría 5%.
Los recursos presupuestarios pueden ser divididos en múltiples partes dependiendo de su origen, lo cual permite conocer con mayor claridad cuáles son los factores que explican las expectativas. En términos generales se suelen dividir los ingresos entre petroleros y no petroleros. A su vez, los petroleros están usualmente clasificados en tres grupos dependiendo de la clasificación administrativa y la naturaleza de los recursos: los tributarios, los no tributarios y los procedentes de las empresas y entidades no petroleras (CFE, IMSS e ISSSTE).
Tal como lo muestra la siguiente gráfica, se proyecta que se contará con un billón 318 mil millones por ingresos relacionados con el petróleo. Respecto a la LIF de 2022 se espera que estos recursos sean 15.5% mayores en términos reales. En comparación con el último año con información final de la cuenta pública, 2021, los ingresos esperados serán prácticamente iguales. Esto puede dar indicios de que se podrían alcanzar las metas en este rubro, pero como señalamos en nuestra revisión de los ingresos de 2021, los ingresos petroleros de ese año se explican en gran medida por las aportaciones patrimoniales del Gobierno Federal que fueron contados como ingresos diversos.
El principal rubro que explica el crecimiento de los ingresos presupuestarios son los derivados del cobro de impuestos; es decir, los tributarios. De acuerdo con las proyecciones de la Secretaría de Hacienda, se esperan 12% más recursos que los aprobados en la LIF de 2022 y 14% arriba de los observados en 2021. Por tanto, la recaudación será el principal reto de los ingresos para el siguiente año.
En el caso contrario a los tributarios, los no tributarios esperan una caída de 6% contra la LIF de 2022 y una disminución de 47% con respecto a los recursos obtenidos en 2021. Si dividimos esta categoría entre los principales componentes podemos observar que, por su tamaño, la principal caída se debe a que para 2023 se esperan menores recursos por aprovechamientos.
Por último, las empresas y entidades no petroleras tienen la expectativa de mantener prácticamente el mismo nivel de ingresos al observado en 2021 y el proyectado para 2022. Sin embargo, a su interior hay caídas y aumentos en los ingresos propios de cada organismo. Se espera que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) tenga una caída con respecto a la LIF de 2022 y lo que efectivamente sucedió en 2021, pero existe la expectativa de que tal disminución sea compensada por un aumento en los ingresos propios del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Los supuestos detrás de los ingresos
Una pregunta derivada de las cifras presentadas en la LIF es la razón que explica tales expectativas. Esta pregunta puede ser respondida gracias a los Criterios Generales de Política Económica (CGPE) presentados en el Paquete Económico para 2023. De acuerdo con la SHCP, esto sería gracias a un escenario económico favorable: crecimiento económico del 3%, una caída de la inflación a 3.2 % para final del año, una producción de 1,872 mil barriles diarios (mbd) y un precio promedio de 68.7 dólares, entre otros factores.
Sin embargo, estas proyecciones contrastan con las expectativas de los especialistas del sector privado y algunos organismos internacionales. Como se puede observar en la siguiente gráfica, las proyecciones de crecimiento para 2023 se encuentran muy por arriba de lo esperado en la última Encuesta sobre las Expectativas de los Especialistas en Economía del Sector Privado, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (CEPAL-ONU).
En el caso de la inflación, los CGPE prevén un resultado por debajo de lo esperado por otras instituciones. Adicionalmente, las tasas de interés de corto plazo están ligeramente debajo de lo esperado por la OCDE y considerablemente debajo de lo que actualmente esperan los especialistas encuestados por el Banco de México.
Otras variables importantes que determinan el nivel de ingresos son las relacionadas con la producción y precio del petróleo. Como se puede ver en la siguiente gráfica, la producción de crudo estimada tendría que aumentar 5% del nivel alcanzado en lo que va del año para lograr las expectativas. En cambio, la proyección del precio del barril de petróleo es más conservadora y anticipa oportunamente una caída.
Los desaciertos y los riesgos
Si los supuestos que sostienen las expectativas son sólidos, es muy probable que no haya ningún problema en alcanzar los resultados esperados para las finanzas públicas. En cambio, proyecciones basadas en buenos deseos pueden ser la receta perfecta para ahondar las dificultades que deberemos afrontar el siguiente año. En este sentido, la misma SHCP estima la magnitud de no alcanzar los resultados económicos esperados. Como se puede ver en la siguiente gráfica, cada variable macroeconómica puede llegar a tener un impacto importante en los recursos disponibles.
En primer lugar, una tasa de interés diferente en 1 punto porcentual puede tener un impacto de 30 mil millones en los ingresos. Un escenario con una tasa de interés más alta puede ser posible puesto que es una de las herramientas que el Banco de México puede utilizar para frenar la inflación en caso de que siga aumentando. Además, una variación de medio punto porcentual del crecimiento con respecto a lo esperado podría afectar los recursos esperados por 23 mil millones. Además, una variación de 50 mil barriles diarios podría cambiar los resultados por 25 mil millones.
Una combinación de varios impactos negativos en los ingresos hará difícil financiar un presupuesto de 8.3 billones como se espera. En caso de llegar a ese punto, ¿qué rubros tendrán que sufrir recortes? Es difícil saberlo con certeza, pero en el análisis de la Cuenta Pública para 2021 de MCCI se muestra que en ese año se le dio prioridad a los ramos dependientes del Ejecutivo. En particular para realizar aportaciones patrimoniales a Pemex y construir la refinería de Dos Bocas.