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Tarjeta roja en corrupción para la FIFA

La corrupción se ha convertido en un importante obstáculo que impide el paso hacia una sociedad más justa y equitativa, minando la confianza de los individuos tanto en las autoridades gubernamentales, como en las empresas y organizaciones con las que se relacionan. La corrupción pequeña o menor es la más tangible para cualquiera de nosotros, como en los pagos que exigen policías o funcionarios para acceder a hospitales o escuelas; no obstante, en las últimas décadas han sido revelados múltiples casos de corrupción a gran escala en diferentes países. Ésta última involucra a funcionarios en los niveles más altos del gobierno, que se coluden con actores del sector privado para beneficiarse a expensas del bien común. Combatir la corrupción a gran escala supone enormes desafíos que deben asumidos tanto por el sector privado como por el sector público.

Desde 2016, la FIFA, institución que gobierna las asociaciones de futbol de todo el mundo, ha recibido múltiples acusaciones de corrupción generalizada por parte del Departamento de Justicia de los Estados Unidos. El entonces presidente Sepp Blatter, al igual que el presidente de la asociación europea de fútbol (UEFA), Michel Platini, fueron vetados por ocho años de cualquier actividad relacionada con el futbol por el comité de ética de la FIFA. Esto, como respuesta a las acusaciones de fraude, lavado de dinero y sobornos estimados en 150 millones de dólares para favorecer al CONMEBOL y la CONCACAF con derechos exclusivos para marketing y medios (BBC, 2005) (The New York Times, 2015).

En respuesta, la FIFA decidió erradicar la corrupción de manera permanente y únicamente les tomó un click. Desde este agosto, la palabra “corrupción”, en conjunto con toda la sección asociada a este tema, fue eliminada de la última versión del código de ética que guía la conducta de la asociación (El Financiero, 2018). A pesar de que muchos países no contemplan una obligación legal que exija a las empresas o asociaciones establecer pautas sobre corrupción en los códigos de ética o conducta, el hecho de haber eliminado la cláusula demuestra tanto la importancia como el impacto que tiene un buen código de ética dentro de cualquier negocio o asociación, al igual que la falta de interés que tiene la FIFA en detener las malas prácticas que permean los altos niveles de su administración.

Para entender plenamente la importancia de haber eliminado las políticas anticorrupción es necesario definir para qué sirve un código de conducta. Los códigos de conducta (también llamados códigos corporativos, o políticas de integridad) marcan los procedimientos, recompensas y penalizaciones que regulan a los empleados y directivos que pueden encontrarse con conflictos éticos o legales capaces de afectar la integridad, rentabilidad o reputación de la organización (OECD, 2015).

Aunque un buen código de ética no asegura que las organizaciones actúen honestamente, de la misma forma que una buena ley no evita que los funcionarios intenten cometer actos ilícitos, su existencia sí permite clarificar los principios y valores que dirigen la forma de actuar correcta para los miembros de la organización. Es decir, funciona para crear una cultura de valores que empuja a los miembros de la organización a comportarse de forma ética en beneficio de toda la organización.

Para crear una cultura de valores, el código descansa en cuatro puntos principales:

1. Un código de ética demuestra a los miembros de la organización que ésta tiene la intención de actuar responsablemente y, por lo tanto, la expectativa de que los miembros actúen de la misma forma. Con el tiempo se forma una cultura empresarial que, por medio de la presión social, regula la forma en la que se comportan todos (OCDE, 2009).

2. Tener principios y valores claros sirve para generar confianza con los clientes, proveedores o cualquier tercer parte relacionada con la organización. Así, los clientes pueden sentir mayor seguridad y atrae proveedores con estándares éticos similares.

3. Tener buenos procedimientos previene que los integrantes actúen de forma incorrecta cuando se encuentren en una situación que no habían considerado previamente. Por ejemplo, un empleado puede saber si debe de aceptar que un proveedor le ofrezca un regalo de agradecimiento. En otras palabras, aparte de cuestiones que podrían estar asociadas con actos ilegales, el código de ética puede sensibilizar a los miembros sobre posibles situaciones no obvias en las que una decisión pueda dañar los principios de la organización (Guillermo y Pulos, 2014).

4. Una política de integridad presenta el mecanismo para reportar de forma segura el mal comportamiento de algún otro miembro de la organización, así como las consecuencias que pueden sufrir los miembros y directivos que no cumplan con los estándares de la compañía.

En el caso de la FIFA, aunque las acciones de la organización no fueran ilegales, como afirmó Sepp Blatter, violaron los valores y procedimientos que contenía el código en la sección que fue eliminada desde agosto, por lo que ambos miembros acusados fueron penalizados con la expulsión de la FIFA y cualquier actividad relacionada por ocho años.

La eliminación del apartado sobre conflictos relacionados con corrupción y lavado de dinero demostró la falta de interés que tiene la FIFA en cambiar su cultura corporativa hacia una de integridad que puede tener beneficios no sólo para sus empleados y terceras partes involucradas, sino también para los aficionados. La falta de procedimientos adecuados para evitar que se repitan casos como el de 2015 afecta la reputación de la organización a corto plazo y sus intereses en el largo plazo.

En México, luego de las reformas que dieron vida al Sistema Nacional Anticorrupción, la Ley General de Responsabilidades Administrativas establece en su artículo 16 que los funcionarios públicos deben actuar de acuerdo con el código de ética que presente la entidad o dependencia pública. Además, el artículo 25 afirma que será tomada en cuenta la existencia de una política de integridad para determinar la responsabilidad de la organización – pública o privada– en el caso de que alguna persona física cometa una falta administrativa grave a nombre de la organización. Es decir, un código de ética también sirve para proteger a cualquier organización de los miembros que actúen ilegalmente con el fin de obtener beneficios en representación de ésta. Por las razones presentadas previamente, la Secretaría de la Función Pública señaló la importancia de elaborar y robustecer los códigos de ética en las dependencias y entidades del gobierno federal y presentó un Modelo de Programa de Integridad Empresarial para apoyar a las empresas en su diseño de políticas de integridad.

En este contexto, con el fin de establecer una mejor cultura corporativa, Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, Transparencia Mexicana y la revista Expansión, publicaron por segundo año consecutivo “Las 500 Frente a la Corrupción: Integridad Corporativa (IC500)”. El propósito fue dar a conocer los avances en el compromiso anticorrupción mediante un diagnóstico y evaluación de las políticas de las empresas más grandes del país. Para lograr esto, se analizaron los contenidos de los códigos de ética de las 500 empresas más grandes del país, enfocándose en el alcance de los protocolos anticorrupción, las políticas para prevenir el lavado de dinero, el entrenamiento a empleados y directivos en la materia, la transparencia de la empresa en su forma de actuar con el gobierno, los proveedores y sus socios comerciales, así como los protocolos para reportar y castigar las violaciones en contra de éste.

La corrupción es un fenómeno que se alimenta tanto de las fallas del gobierno como del sector privado. Es responsabilidad de todos los sectores de la sociedad impulsar un cambio que permita llevar al país a una mejor ética, tanto privada como pública. Eliminar la corrupción del fútbol no se hace ni con un click, ni exigiendo que la FIFA vuelva a publicar el apartado que falta en su código de conducta; se logra creando una cultura en la que todas las organizaciones actúen de forma transparente de acuerdo a principios éticos que favorezcan a tanto a sus miembros como a la cultura que permea dentro del sector privado.

Carlos Ortega es estudiante de Ciencia Política en el Instituto Tecnológico Autónomo de México y pasante en Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad.

Bibliografía

https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/272749/Modelo_de_Programa_de_Integridad_Empresarial.pdf
OECD. «Economy, Business Ethics and OECD Principles: What Can Be Done to Avoid Another Crisis?». 2009. Estadísticas – OECD. Accesado en Noviembre, 2018. http://www.oecd.org/economy/businessethicsandoecdprincipleswhatcanbedonetoavoidanothercrisis.htm.

«Fifa Corruption Crisis: Key Questions Answered.» BBC News. Diciembre, 2015. Accesado en noviembre 2018. https://www.bbc.com/news/world-europe-32897066.

Jiménez, Guillermo C., and Elizabeth Pulos. «Good Corporation, Bad Corporation: Corporate Social Responsibility in the Global Economy.» 2014. Milne Library. Accesado en noviembre 2018. https://milnepublishing.geneseo.edu/good-corporation-bad-corporation/chapter/10-corruption-in-international-business/.

«The FIFA Case: Questions, Answers and Updates.» The New York Times. Diciembre 21, 2017. Accesado en noviembre, 2018. https://www.nytimes.com/2015/05/29/sports/soccer/questions-and-answers-about-the-fifa-case-one-day-after.html.
OECD. “Ethics codes and codes of conduct as tools for promoting an ethical and professional public service: Comparative Successes and Lessons.” OECD. 2015.

“FIFA elimina la corrupción… de su código de ética.” El Financiero. Agosto 14, 2018. Accesado en noviembre 2018.
http://www.elfinanciero.com.mx/deportes/fifa-elimina-la-corrupcion-de-su-codigo-de-etica

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