¿Qué peso tiene el nombre del presidente?

Marina Gómez Robledo Ramos

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La aprobación del presidente Andrés Manuel López Obrador es indudable. Las encuestas nacionales podrán diferir en el porcentaje pero, sin importar la metodología utilizada, en ninguna de ellas reprueba. La Encuesta MCCI-Reforma 2023 no es la excepción.

En esta edición de la encuesta, 64% de las y los mexicanos aprueban la forma en la que López Obrador está haciendo su trabajo como presidente de la República. Este porcentaje ha permanecido estable y por encima del 60% desde 2020, aunque sufrió una caída drástica de 2019 a 2020 en la que pasó de 81% a 61%.

Ocurrió algo similar al preguntar en específico por la forma en que su gobierno está combatiendo la corrupción, aunque en porcentajes inferiores. De 2019 a 2020 ocurrió una disminución del 72% al 43%, pero a partir de entonces se ha mantenido estable y por encima del 40%. En 2023, el 46% considera que el actual gobierno lo está haciendo bien o muy bien. Esto representa 14 puntos porcentuales más de quienes piensan que lo ha hecho mal o muy mal. En esta misma línea, el 56% de los encuestados considera que el actual gobierno sí ha hecho una diferencia en el combate a la corrupción, contra el 44% que piensa que sigue habiendo el mismo nivel de corrupción o incluso más.

Es curioso, sin embargo, que cuando se les pregunta sobre la corrupción que habrá en el futuro se percibe un menor entusiasmo. El 42% considera que en los próximos 12 meses la corrupción aumentará, el 36% que disminuirá y el 22% que permanecerá igual. Lo mismo sucede cuando se les consulta por el pasado inmediato, para el cual el 49% respondió que en el último año la corrupción ha aumentado, contra el 33% que considera que ha disminuido.

He aquí una paradoja de la opinión pública. Aunque son más los que piensan que el gobierno de AMLO está haciendo un buen desempeño en el combate contra la corrupción, también es mayor el porcentaje de aquellos que consideran que aumentará en el próximo año y que ha aumentado en los últimos 12 meses.

Esta paradoja podría ser explicada por dos factores. El primero deriva de la preferencia partidista. Únicamente las personas que se identifican con los partidos políticos de Morena y PT tienen la opinión de que el gobierno de AMLO está combatiendo bien o muy bien la corrupción, 77% y 67% respectivamente. En cuanto a la percepción de la corrupción en el último año y en el próximo solo los morenistas perciben que ha disminuido, 51% y que disminuirá, 55%.

La única pregunta donde no son solo los morenistas y aliados los que responden con una percepción positiva es cuando se les cuestiona si consideran que este gobierno sí ha hecho una diferencia en el combate a la corrupción. Aquí sorprende que el 53% de los que se identifican con el PAN y 52% con Movimiento Ciudadano, respondieron positivamente.

¿Cree usted que este gobierno sí ha hecho una diferencia en el combate a la corrupción sigue habiendo la misma corrupción o incluso más?

Esta última pregunta nos lleva al segundo factor: el peso de la figura del presidente Andrés Manuel López Obrador. Cuando en la pregunta se incluye su nombre o se hace alusión a su gobierno los datos resultan más positivos, tal como en la pregunta donde el 64% aprueba su gestión. Casi la mitad de las personas respondieron que el presidente está combatiendo la corrupción bien o muy bien. También 6 de cada 10 mexicanas y mexicanos creen que esta administración ha marcado la diferencia en el combate a la corrupción.

Por el contrario, cuando la pregunta no hace alusión ni al presidente ni a su gobierno las respuestas son más pesimistas: 42% piensa que la corrupción aumentará, 6 puntos porcentuales más que los que piensan que disminuirá. En la evaluación retrospectiva, 49% señala que la corrupción aumentó en el último año, 16 puntos más que quienes perciben que disminuyó.

Esta segunda explicación se refuerza al analizar la percepción de corrupción según el cargo público. Como se puede ver en la siguiente gráfica, el único que aprueba es López Obrador. El 73% de las y los encuestados considera que es honesto contra 27% que lo percibe como corrupto. Este porcentaje ha variado desde 2019, pero siempre han sido más quienes lo consideran una persona honesta.

Todos los demás cargos públicos reprueban. Destaca que el 50% percibe al gabinete del presidente como corrupto. Es decir, solo la mitad de las personas consideran al equipo de trabajo más cercano del presidente como honesto. Ese mismo porcentaje se llevan los gobernadores y el fiscal. Una conclusión es clara: la imagen positiva de AMLO, no permea al resto de funcionarios de su administración.

¿Cree usted que este gobierno sí ha hecho una diferencia en el combate a la corrupción sigue habiendo la misma corrupción o incluso más?

A pesar de las diferentes opiniones, la corrupción sigue considerándose un problema prioritario sin resolver. Desde 2019 aparece como uno de los tres problemas principales de México. Este año de 2023 se mantuvo en segundo lugar, sólo por debajo de la inseguridad. Asimismo, la percepción de ausencia de actos de corrupción en México se ha mantenido desde 2019 sin cambios significativos, un mínimo de solo 4% considera que casi nunca o nunca se llevan a cabo actos de corrupción en México, contra 67% que piensan que siempre o casi siempre.

Más allá de la percepción pública, ¿qué dicen los datos sobre la corrupción en México?

Como vemos, la percepción pública sobre corrupción puede ser afectada por la simpatía popular al presidente López Obrador. Sin embargo, hay evidencia factual que nos orilla a pensar que la corrupción persiste como problema en el país. Según datos del INEGI, la prevalencia de corrupción al realizar un trámite en 2021 fue de 14,701 personas, 20% más que hace 10 años. La cifra negra, es decir, aquellos delitos que no se denunciaron o no se abrieron carpeta de investigación, ha permanecido casi igual desde 2013, por encima del 93%. Estas cifras reflejan la preeminencia de los niveles de corrupción e impunidad en México desde hace 10 años.

Si nos comparamos internacionalmente tampoco podemos hablar de una mejoría. Según el índice de World Justice Project de 2022 en su apartado de ausencia de corrupción, México aparece en el sexto peor lugar. Somos el 134 de 140 países con mayor presencia de corrupción, mismo lugar que se obtuvo en 2021 y uno peor que en 2020.

En el índice Capacity to Combat Corruption (CCC)1 de 2023, el cual evalúa la capacidad de América Latina para detectar, sancionar y prevenir la corrupción, México obtuvo 3.87 puntos de 10, lo que implica un descenso de capacidades de 4% con respecto a 2020. Tenemos el lugar 12 de 15 países, solo por encima de Guatemala, Bolivia y Venezuela.

Además de estas cifras, las cuales niegan la posibilidad de hablar de una mejora en corrupción, tenemos como evidencia los grandes escándalos de corrupción del actual sexenio. Algunos ejemplos de estos son:

  • La red de corrupción de Seguridad Alimentaria Mexicana (SEGALMEX) ha desviado 15 mil millones de pesos que debieron haberse utilizado para comprar alimentos básicos para la ciudadanía. El Gobierno no ha emprendido acción penal contra los principales funcionarios involucrados como Ignacio Ovalle, quien fue el director de esta dependencia de 2018 a 2022 y del que hay evidencia contundente en su contra. El 19 de abril de 2022 este funcionario fue nombrado por el Ejecutivo, pese al escándalo por corrupción, como coordinador del Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal (INAFED).
  • La actual gobernadora electa del Estado de México, Defina Gómez, exigió el 10% del salario de los trabajadores de Texcoco para beneficiar a Morena cuando fue presidenta municipal de este Ayuntamiento entre 2013 a 2015. Delfina Gómez no sólo no ha sido sancionada, sino que fue nombrada secretaria de la Secretaría de Educación Pública (SEP) por AMLO en 2021 y electa como gobernadora de la entidad más populosa del país en 2023.
  • Dos de los hermanos del presidente, Pío López Obrador y Martín Jesús López Obrador, salieron en un par de videos recibiendo dinero en efectivo que presuntamente se utilizó en la campaña presidencial de 2018. No ha habido avances en la investigación ni sanción alguna contra ninguno de los dos.

No hay evidencia que nos dé pista alguna de que la corrupción haya disminuido o vaya a disminuir. La explicación más factible para entender la percepción positiva respecto al papel del actual gobierno en el combate contra la corrupción (la cual se intensifica entre los que se identifican como morenistas) es el peso de la imagen de López Obrador. Su alta aprobación permea en la evaluación de su gobierno, lo que provoca una impresión de mejora a pesar de que la realidad nos indique lo contrario.

  • 1 Control Risks and Americas Society/Council of the Americas (ASCOA), Capacity to Combat Corruption