¿Qué podemos aprender de la Encuesta MCCI-Reforma 2023?

Cuatro hallazgos sobre percepción de corrupción en México

Jorge A. Alatorre

Presidente del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción.

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Ante la dificultad para dimensionar un fenómeno como la corrupción, se ha recurrido desde hace décadas a estimar la percepción que tiene la población, de acuerdo con su experiencia, testimonio u opinión. Desde este enfoque hay esfuerzos globales consolidados como el índice de percepción de la corrupción de Transparencia Internacional, que en pocos años llegará a su tercera década. Otros esfuerzos nacionales o subnacionales, emprendidos por Transparencia Mexicana y el INEGI, son también dignos de consideración. Por su parte, la Encuesta MCCI-Reforma 2023, al llegar a su quinto año consecutivo, aporta una valiosa perspectiva sobre la percepción que tenemos en México sobre la corrupción, sus actores, su prevalencia y evolución. En esta quinta edición conviene revisar con detenimiento varios de sus hallazgos.

La corrupción como problema fundamental entre los mexicanos

En cualquier lista de los problemas que aquejan a los mexicanos siempre podemos encontrar la corrupción entre los primeros cinco. Eventualmente pasa al segundo o tercer lugar, pero no tarda mucho en escalar lugares. Este problema destaca entre los demás por su potencial para ser un catalizador insustituible del resto. La corrupción es la perfecta amplificadora de tragedias públicas y lacras sociales, por lo que contribuye considerablemente a problemas como inseguridad, pobreza, desigualdad, magro desarrollo económico y pobre estado de derecho. Aunque el COVID ha descendido lugares en esta lista de preocupaciones sociales, no cabe duda de que una parte considerable del daño causado por esta emergencia sanitaria fue amplificada por la ineptitud, negligencia y, por supuesto, la corrupción gubernamental. De igual forma, otros estudios han documentado cómo las víctimas de tragedias naturales como sismos e inundaciones han visto agrandado su dolor y agravio debido a la corrupción.

Dada su complejidad, maleabilidad y adaptabilidad, la corrupción puede combinarse con preocupante facilidad en todo el catálogo de problemas públicos, lo que erosiona la capacidad y legitimidad del Estado para hacerles frente. Visto de otra manera, es claro que la inversión en mitigar este mal y sus impactos es doblemente necesaria en tanto que representa una forma de combatir simultáneamente otros problemas de consideración. Este ángulo, por desgracia, es frecuentemente soslayado entre los estudios de corrupción.

Corrupción y percepción

Toda percepción se encuentra influida subjetivamente por la perspectiva y el contexto de quien la experimenta. De tal manera que la objetividad es una aspiración legítima y necesaria a la que nunca nadie llega por completo, aunque así lo crea. Aun si el fenómeno de la corrupción no es igual a su percepción, y a pesar de que dicha percepción puede variar considerablemente entre individuos y grupos sociales, sigue siendo importante medir lo mejor posible cual es el sentir de los mexicanos sobre la corrupción y otros fenómenos. Si no por otra razón, por lo menos porque “las percepciones son hechos en tanto la gente cree en ellas” (Reyes Heroles 2002).

La Encuesta MCCI-Reforma 2023 nos muestra un aspecto importante sobre la percepción de la corrupción que ya comienza a ser estudiado en otras latitudes (Anduiza et al. 2013, De Figuereido et al. 2023) y conviene ahondar sobre el mismo en México: la percepción sobre corrupción puede verse afectada por la afinidad ideológica de las personas. De tal manera que la indignación se vuelve selectiva, lo que puede amplificar la percepción de gravedad y frecuencia de corrupción entre personas y partidos con diferentes preferencias políticas. De igual manera, se pueden minimizar las faltas reportadas sobre el partido político, dirigentes o militantes de sus simpatías. Es común que se nieguen los prejuicios propios y se crea —a veces firmemente— que solo los “de enfrente”, aquellos con posiciones políticas distintas a uno, están cegados por su sectarismo. Este fenómeno de negación ocurre en ambos lados del espectro político.

Cabe reconocer que la afinidad ideológica no domina por completo a toda persona que la profesa, dado que, de acuerdo con la Encuesta MCCI-Reforma 2023 , un tercio de quienes aprueban la gestión del presidente considera que su política anticorrupción no ha funcionado como se esperaba.

Este sesgo subjetivo sobre la corrupción ajena es más usual en contextos altamente polarizados como el de nuestro país, lo cual impone mayor presión sobre las instituciones que buscan prevenir o perseguir a la corrupción. Esto implica un desgaste constante derivado de que siempre habrá un sector numeroso que acuse que no están haciendo su trabajo en tanto que no se persigue a quienes mantienen preferencias distintas o ser menos estrictos con aquellos de su preferencia. Como dice el dicho: las instituciones anticorrupción se enfrentan a “la suerte del cohetero”: le silban si se alza y le pitan cuando no se alza.

La “cultura de la denuncia” frente a la impunidad

Con exasperante frecuencia, las autoridades ministeriales se quejan amargamente de que “la gente no denuncia”, pero rara vez reflexionan sobre las terribles desventajas que hay en la denuncia. La Encuesta MCCI-Reforma 2023 sugiere que en los últimos tres años se ha reducido drásticamente el porcentaje de personas que le encuentran algún sentido a denunciar actos de corrupción: apenas más del 10% cree que tiene alguna utilidad. En un país con una cifra negra tan alta de delitos que ni se denuncian ni se persiguen, la única forma de estimular la denuncia es hacerla más sencilla, menos gravosa, evitar la revictimización. En síntesis, es preciso hacerla más eficaz. La protección de los principios de presunción de inocencia y debido proceso no está reñida con esquemas de mayor transparencia sobre el manejo y progresión de las denuncias propias y ajenas. No se le puede pedir a la ciudadanía que supla el trabajo de los ministerios públicos. Tampoco se puede esperar que un número reducido y poco capacitado de servidores públicos puedan enfrentar con eficacia el brutal rezago que persiste en la atención a los casos de delito.

La percepción de corrupción como fenómeno fluctuante

A juzgar por las encuestas de opinión nacionales e internacionales podemos esperar que la percepción sobre el impacto de los esfuerzos contra la corrupción sea fluctuante. Por ejemplo, entre 2019 y 2023 se redujo la percepción de frecuencia de casos de corrupción. Cuando se agrupan las respuestas de “siempre” y “casi siempre” podemos observar un 88% en 2019 y 67% en 2023, luego de transitar por 92% (2020) 90% (2021) y 86% (2022). La victimización —obviamente directa— de corrupción se redujo del 14% al 9% en el último año. También hay que alertar sobre la incidencia, que pasó de 1 de cada 10 a 4 de cada 10 en el mismo periodo.

Un aprendizaje importante sobre encuestas domésticas e internacionales es que la reducción o crecimiento de las percepciones, el ganar o perder lugares en tablas internacionales, debe ser una preocupación que debe ocupar un lugar importante en la vida pública. Sin embargo, eso no puede disminuir la atención del Estado para afrontar este mal y mitigar sus consecuencias sobre los grupos vulnerables. Aunque México es uno de los casos más estudiados sobre corrupción en el mundo, sería difícil sumarse al coro de quienes dicen que nuestro país está sobrediagnosticado. En todo caso, sugiero que tiene —de momento— muchos diagnósticos pero pocas implementaciones. En el diagnóstico y la búsqueda de soluciones a la corrupción seguiremos contando con la generosidad de la sociedad civil y el periodismo serio que desde distintos frentes aportan evidencia para la incidencia pública.

Bibliografía

  • Anduiza E. Gallego, A. & Muñoz, J. (2013) Turning a Blind Eye: Experimental Evidence of Partisan Bias in Attitudes Toward Corruption. Comparative Political Studies (2013) Volume 46, Issue 12
  • De Figueiredo, M., Hidalgo, F., & Kasahara, Y. (2023). When Do Voters Punish Corrupt Politicians? Experimental Evidence from a Field and Survey Experiment. British Journal of Political Science, 53(2), 728-739.
  • Reyes Heroles, F. (2007). Corrupción de los Ángeles a los Índices. Cuadernos de Transparencia 01. Instituto Federal de Acceso a la Información.